lunes, 23 de abril de 2007

Secularistas turcos luchan por mantener un Estado no islámico




Más de 750.000 turcos secularistas realizaron la manifestación más grande de la historia turca este sábado 21, al marchar a través de las calles de Ankara en un esfuerzo de persuadir a primer ministro Tayyip Erdogan del moderado partido islamista Justicia y Desarrollo (AKP por sus siglas en turco) de no postular a la Presidencia este mes.

Después de una serie de discursos en la Plaza Tandogan el corazón de la capital turca, los manifestantes caminaron al mausoleo de Kemal Ataturk, primer presidente de la Turquía moderna, ferozmente secular y fundador de la república en 1923, cantando lemas tales como “Turquía es secular y secular permanecerá”, “mañana será demasiado tarde” y “El camino a Cankaya (palacio presidencial) está cerrado a la Sharia (Islámica)”

Bajo ley turca, el presidente tiene poca capacidad ejecutiva pero tiene veto para nombramientos burocráticos y puede retrasar el paso de leyes volviéndolas al parlamento para reconsideración. El presidente titular, Ahmet Necdet Sezer, cuya cadencia de siete años expira el 16 de mayo, ha bloqueado en varias ocasiones cualquier legislación que ha estimado como amenaza a la interpretación -a menudo draconiana- de la fundación secular de Turquía y también ha vetado nombramientos de centenares de burócratas, considerando que ellos eran activistas del islamismo.

La constitución turca indica que el parlamento elija al presidente, que, dada la enorme mayoría parlamentaria del AKP (Adalet ve Kalkınma Partisi), significa que esta agrupación designará al sucesor de Sezer. Los secularistas turcos temen que si, como se ha rumoreado, Erdogan es designado Presidente, el AKP tendrá dominio total sobre el aparato público y podrán no sólo llenar la administración pública de islamistas sino también, finalmente promulgar una batería legislativa pro-islámica. Ésta incluiría el aumento de la educación religiosa y el fin de la interdicción actual para que las mujeres usen el hiyab en instituciones del estado.

La convocatoria del sábado fue organizada por la Asociación por el Pensamiento Ataturkista (Atatürkçü Düşünce Derneği - AAD), una ONG fundada para promover el legado de Kemal Ataturk. Adhirieron también otras 300 organizaciones de todo el país. La policía turca estimó que los manifestantes viajaron a Ankara en más de 900 automóviles y 250 microbuses.

La manifestación del sábado es también una muestra de la cada vez mayor preocupación secular. Por su parte, Erdogan aún no ha anunciado si será candidato. Pero los secularistas están claros que, si él decide serlo, poco pueden hacer ellos para detenerlo.

En ausencia de una oposición eficaz, muchos secularistas están mirando de nuevo a los militares turcos para proporcionar un liderazgo. En tal sentido, el AAD es dirigido por Sener Eruygur, un comandante jubilado de la gendarmería turca que está actualmente bajo investigación por trazar un golpe contra Erdogan en 2003-2004.

Los militares turcos, se han considerado largamente como el guardián de la herencia de Ataturk, y no es ningún secreto su oposición a que Erdogan se convierta en presidente. De igual modo, de modo privado, los militares han desalentado activamente a Erdogan de ponerse como candidato, el argumento es que profundizaría la ya peligrosa división entre secularistas e islamistas, tensionada durante los últimos días por atípico hecho de sangre, la tortura y degollación en Malatya, al sudeste del país, de tres conversos al cristianismo.

Pero en público, los generales han sido más circunspectos. El jueves pasado, el actual Jefe del Staff General de las Fuerzas Armadas de Turquía, general Yasar Buyukanit, llevó a cabo una sorpresiva rueda de prensa en Ankara, en debate puso una posible solución: la elección de un candidato de consenso. Buyukanit rechazó discutir candidatos individuales, prefiriendo comentar que los militares quisieran considerar un presidente que fuese “un secularista verdadero, más bien que alguien que demanda apenas ser uno”. Nadie dudó que la advertencia estaba dirigida a Erdogan y que los militares, a pesar de sus protestas repetidas en contrario, son sospechosos de tener una agenda secular contra islamista.

Buyukanit también utilizó un argumento más sutil para forzar Erdogan. El general pidió apoyo para una operación fronteriza en Irak para presionar a los militantes armados del separatista Partido de los Trabajadores del Kurdistan (PKK), quienes utilizan los campos en el norte iraquí, predominante kurdo, como asilo seguro y como plataforma para proveer las unidades que funcionan al interior de Turquía. La semana anterior al discurso de Buyukanit, 10 miembros de las fuerzas de seguridad turcas murieron en choques con el PKK.

Las muertes entregan el combustible necesario para el nacionalismo turco y aumentan la presión a los militares y el gobierno para hacer algo en respuesta. En su rueda de prensa, Buyukanit anunció que el ejército turco esta listo y que puede lanzar una operación fronteriza pero esta de manos atadas ante la carencia de voluntad política de parte del gobierno del AKP.

Huelga decir, que en una serie de informes y de presentaciones al gobierno, los militares turcos han desestimado la posición gubernamental que una gran operación fronteriza tendría solamente un impacto de breve duración y de menor importancia en las capacidades del PKK y que cualquier ventaja sería opacada por la segura protesta internacional. Esta protesta vendría no sólo de los EE.UU. y la UE, también del mundo árabe, que miraría cualquier incursión no como un ataque contra el PKK sino como la invasión de un país no árabe a otro árabe.

Pero al declarar que el gobierno de Erdogan carece de voluntad política para echar andar tal operación, Buyukanit mina con eficacia las credenciales nacionalistas de Erdogan en un momento en que él necesita toda la ayuda pública que pueda conseguir.

La situación es delicada, pues si el accionar de Buyukanit es un juego político, Erdogan es conocido por su impetuosidad y, aunque él también está enterado de la protesta internacional que resultaría, existe la posibilidad que él pueda, con todo, pedir una incursión de corto alcance en un esfuerzo de apaciguar a la opinión pública local. El resultado podría ser desastroso, no sólo para la reputación internacional de Turquía, sino también para el AKP y los militares. El escenario se puede aventurar; el PKK simplemente se retiraría ante el avance de las tropas turcas en territorio iraquí, esperando el retiro sin éxitos notables y después se reagruparían e para intensificar nuevamente sus ataques contra blancos dentro de Turquía.


Para más información se recomienda el siguiente enlace:

http://www.memri.org/bin/espanol/ultimasnoticias.cgi?ID=IA34007
“Aumentan tensiones en Turquía en avance a las elecciones presidenciales”. Memri. Análisis e Investigación - No. 340 Abril 6, 2007 No.340 R. Krespin (Director del Proyecto Turco de Medios de Comunicación)
Mientras procede la cuenta regresiva hacia las elecciones presidenciales del 16 de mayo en Turquía, una sensación de pánico satura los círculos seculares turcos, que temen por la naturaleza secular y democrática de la república turca. La posibilidad de que el Primer Ministro turco Recep Tayyip Erdogan compita y gane la presidencia encabeza la agenda nacional, con encuestas diarias, apuestas, y estimados.

viernes, 20 de abril de 2007

Atentados en Argel, la punta del iceberg del salafismo radical


Treinta y tres muertos, más de doscientos cincuenta heridos, es el luctuoso balance de dos atentados suicidas acaecidos en Argel. La ciudad fundada por el héroe mítico Hércules necesita probar ahora su fortaleza para hacer frente al radicalismo salafista.


Dirigidos en particular, contra el Estado argelino, los atentados contemplaron el Palacio del Gobierno y un edificio de la policí­a que también es sede de la Interpol. Reivindicados por Al-Qaida para el Magreb Islámico (en árabe, الجماعة السلفية للدعوة والقتال), el nuevo nombre tomado en enero de 2007 por el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), supone la visualización de una organización conocida en el ámbito de la seguridad internacional por ser apologética del salafismo integrista radical, una de las miradas de supremacismo islámico más rigorista y enemiga de la modernidad. Esta ideología insiste en la demolición de la modernidad para levantar una teocracia islámica en todo el Noroeste de África. Ciertamente una visión mucho más compleja que una simple filial argelina para Al-Qaida.


En Latinoamérica, poco es lo que sabemos del grupo; muchas de las informaciones que circularon en los últimos días se basan en analistas en terrorismo, que han prodigado análisis apresurados y pletóricos de afirmaciones inverificables. La realidad es que no estamos preparados para hacernos una idea del peso del grupo y su actual implantación en los otros países del Magreb y ciudades de la metrópoli francesa, donde tiene sus redes financieras.


El origen de Al-Qaida para el Magreb Islámico está en Argelia en 1997 como la escisión del Grupo Islámico Armado (GIA) encabezada por Hassan Hattab, un comerciante quien se dio a conocer como terrorista con el asesinato del ex primer ministro argelino Kasdi Merbah cinco años antes. Hatab lideró el GSPC durante varios años, pero en septiembre de 2006 se acogió a la Ley del Perdón que reguló una polémica amnistía para los terroristas islámicos arrepentidos, iniciativa del Presidente Bouteflika para superar la guerra civil.

Otros líderes de la organización son el muftí Ahmed Zarabib, los líderes espirituales Abu Qutada (jordano) y Abu Al Haitan. Vinculada desde sus principios la Yihad islámica y, desde 2002 progresivamente con Al Qaeda. La comunidad de inteligencia la considera como una de las organizaciones de terrorismo islámico más peligrosas de Europa y el Magreb.

Sin embargo, más son las zonas grises respecto de las actividades de los ex-GSCP, y mucha responsabilidad le cabe en esta situación a las propias autoridades argelinas que no desean hacer luz sobre los años de la guerra civil y la implicancia de los servicios de seguridad. Por ejemplo, uno de los líderes del GSCO, Ammari Saifi, conocido como Abderrezak “le Para”, nombrado hoy por la prensa como el “extraño Bin Laden del Sahara”, es un antiguo oficial de las fuerzas especiales del ejército argelino que se pasó al bando yihadista. Responsable del secuestro de 32 turistas europeos el 2003, terminó siendo capturado por una compleja actividad encubierta contraterrorista encabezada por el Pentágono en el remoto desierto de Chad, una operación que involucró entre otros a la inteligencia Libia, guerrilleros rebeldes de Chad y seguimientos en Níger y Mali. Ammari Saifi al ser llevado a los tribunales de Argel fue juzgado y condenado pero no por sus actividades criminales sino por contumacia.

Con todo, tampoco se puede desentender la ocasión del brutal atentado de su lectura contingente: un golpe de efecto, a pocas semanas de las elecciones legislativas, contra la política de reconciliación nacional impulsada por el Presidente Abdelaziz Bouteflika.

viernes, 6 de abril de 2007

Titulo de prueba de Periodismo Usach


4347 בכפוף לתקנון מנוי היכרות של הארץ TheMarkerהמבצע תקף למי שהוא ו/או בני ביתו לא היו מנויים על העיתון בחצי שנה האחרונה ובכפוף לאזורי חלוקה של "הארץ" .